RÁFAGA DIURNA

"Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única".

Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.

EL MUNDO YA NO NECESITA OTRA CANCIÓN DE AMOR, PERO YO SÍ

"La envidia en los hombres muestra cuán desdichados se sienten, y su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás muestra cuánto se aburren." Arthur Schoppenhauer (1788- 1860) Filósofo Alemán


Corren malos tiempos para la lírica y la incívica vida bohemia. A veces cuando compartes un ratito de tertulia con el ciudadano de a pie, ese que ya viene de vuelta de todo en este mundo de mecánico proceder, te mira a los ojos y altivo te pregunta: "Pero, a parte de tocar la guitarra chico, tú. ¿A qué te dedicas...?".

Es ahí, tras su consiguiente arqueamiento de entrecejo y enrarecido halo de despecho, donde comienza su fragor de hechos ponderables y mi batalla ególatra y personal por defender una vez más lo indefendible para una sociedad que camina en rebaño, obtusa ante la zanahoria y la caña; a varazos de acebuche en el lomo; las buenas costumbres se están perdiendo...

Y hace bien ese señor con los conocimientos justos para pasar el día, osadía sería dudarlo; claro que hace bien, por supuesto que sí, insisto. Hoy día, en plena crisis acuciante que sólo Marianico el corto y sus peperos sabrían (cómo no) capear, lejana ya la veintena en que uno debe empezar a dejar de mocearse para pensar en ajuares y vicarías de postín. Con cuatro millones de almas arrojadas a las calderas del INEM y una nueva gripe apocalíptica fabricada en un búnker por cerdos mariachis; un españolito con guitarra y cante no es más que un niño de papá. Un vividor bandolero forrado que no quiere trabajar; como la rumana de la puerta del Dia que pidiendo gana más jornal que Paco el del estanco, el pobre que se muere de calor desde las 7 de la mañana tras su pretérito y rancio mostrador podrido de colillas.

Porque claro está, eso de dedicarte a tocar la guitarra será en tu cuartito, con tu airecito, un ratito y con una niñita guapa que te pida que le escribas una. Por el amor de Dios llamar a eso trabajo... Una buena pala en una zanja y te hacía yo un hombre en dos días... Poca vergüenza los niñatos estos que solo quieren droga y botellón, dónde andará el caudillo...

Cómo huir del lanzamiento de toalla y la aplastante pereza de explicarle a ese caballero que, aunque bichos raros, ninguno de los míos se cayó de un guindo y no, desafortunadamente no tengo dinero, jamás lo tuve ni afortunadamente soy tan pobre como para sólo tenerlo. Cómo gritas en la caverna, antorcha erguida en mano frente a un oso ciego y sordo, que nadie me regaló nunca nada, que esto no llegó de la noche a la mañana, que para su impaciente tranquilidad también me une a su mundo de borregos mi licenciatura, mi master y mis currículums en la papelera de su jefe, por si algún día a éste insensato se le acaba la tinta y mueren las ganas de entonar. Imperfecciones mundanas e insalvables son las etiquetas que como siempre, afortunadamente, me vuelvo a pasar por el forro.

Si hubiera un solo hombre inmortal sería asesinado por los envidiosos.

DAMA DE NOCHE

A ti dama de noche, a tu casita de muñecas y duendes, a ti te escribo. Siempre la mala del cuento, ese mal sueño que desborda la pesadilla, tan parca en palabras; a ti que llevo esperándote toda la vida. Son tantas las hojas en que nombré tu cestillo de esparto, los folios que en tinta y carbón perseguían tu promesa de amor eterno... Las noches en que imaginé besar tus labios fríos como témpanos, en que corrieron mis manos tras el tacto de tu henchida blusa de seda blanca, de lirios envejecidos...

Me obsesionaba tu presencia y apaciguaba tu ausencia, como a cualquier humano que de tu existencia supiese; como un maldito recoveco inconexo en mi memoria, en el que una vez tras otra volvía yo a caer con cada luna serena como atrapa la telaraña al curioso mosquito. Zozobraron primaveras, Marzeó incluso Mayo, volaron los Otoños y ni rastro de tu mágico y enigmático talle, del hechizo que la mera pronunciación de tu nombre causa, volatilizado entre el gentío informe que arrasa nuestra ciudad. ¿Dónde caminaban tus pasos entonces?. ¿En brazos de quién volviste a sembrar tu semilla del embuste? Odiaste tanto siempre a la vida que de ti se enamoró.

Tú, que jamás supiste de varones ni hembras, de países ni barrios, de los años que se nos van pegando a la piel. Tú, maldita seas carcelera, que creciste conmigo y mis portales de Belén, ahí agazapada en cada paseo, tras cada lluvia, entre mis callejuelas de rodillas desolladas, bajo mi cama y sus secretos de alcoba; siempre igual de joven, siempre igual de vieja.

Infame, perversa y miserable viniste por fin a visitarme esa mañana preludio de mi cumpleaños, luego de mi rey Baltasar. A plena luz del día, sin que la noche arropase tu macabra valentía, con la mirada vacía, firme y absoluta como el ojo de un huracán; insensible e inhumana como arrasa la marea nuestras huellas.

Tan paciente, gélida y absurda como para arrebatarme lo único sagrado de mi mundo. Lo que como tantas otras veces anhelaste en tus enfermizos achares. Más apenas olí tu perfume de tierra y ceniza húmeda volviste a partir dejando entreabierto y destrozado el balcón de mi alma en carne viva, tiritando, con este quemazón de por vida, con esta herida intratable en las madrugadas de mi cuarto, ahora que ya saciada de venganza jamás necesitaras otro amante al que engañar y llevar por siempre contigo, porque sólo querías al mejor y tú nunca pierdes. Tú, que guardas la llave de los celos más dementes y universales sobre la faz de mi tierra, ahora yerma por tu capricho de ansia y egoísmo. Jamás perdonaré tu osadía y lo sabes, ahora que cada noche me obligo a olvidarte sin apenas lograrlo de lejos, tú tampoco volverás a dormir tranquila.



La muerte no llega más que una vez, pero se hace sentir en todos los momentos de la vida.

JING JANG

Me encanta cantar y tocar la guitarra. Me encantan los partidos de fútbol entre amigos con cerveza, los perros y los gatos, el puntito de los cubatas, el Pro de la Play. Me encanta mi pueblo, los periódicos recién abiertos, Sabina y Manolo García, hablar con mi gente de temas insustanciales; la nostalgia enfermiza, las colonias baratas, el tuenti, las cosquillas en la espalda y los masajes en la playa, las camisetas de rayas, la comida en toda su amplitud de miras, escribir algo que me convenza, La Vida es Bella, las guerras nucleares, las papelerías de mil colores, las gomitas transparentes y rojas, escuchar canciones que me arañen, las comparsas gaditanas, las tiendas de electrónica, las faldas escocesas con dos coletas, oír a los viejos del lugar, los ojos de gata, pensar en la inmensidad de la vida, las chanclas todo el año, ver atardecer en la Fontanilla. Me encanta sentirme valorado, el La séptima, la tensión antes de un bolo, los telediarios a todas horas, la portada de los diarios deportivos, el césped recién cortado, los tenedores de lata y el afán de superación.


Odio los aviones, los botones y los petos. Odio las arañas, las putas navidades, las comedias americanas, las cucarachas y los saltamontes, la impuntualidad, el calor veraniego, el chinchorreo, el gazpacho del Carrefour, la ropa, el folklore pueblerino, el absurdo protocolo en mesa de restaurante, la envidia insana, planchar, despellejarme, la ausencia, el baloncesto, las vísceras y los condimentos, fumar en exceso, los graciosos de turno. Odio entrar por Puerto Real, los Toblerone, dormir solo, los programas de cotilleos, el levante, los niños resabidos, los besos de judas, secarme el pelo, ver llorar, la calle Menacho, los amigos que nunca lo fueron, la demagogia, cocinar, afeitarme, saber que no hay remedio, el zumbido de moscas y mosquitos, las gafas, el goteo de un grifo, un reloj de madrugada, el pasar imparable del tiempo, equivocarme, las lágrimas de cocodrilo, las bicicletas de paseo, la iglesia y sus trapicheos, las plantas, los servicios de las estaciones, la incomprensión, el final de un carrilbici, viajar con la ventanilla bajada, el olor del autobús y los niñatos perdonavidas.


Las palabras elegantes no son sinceras; las palabras sinceras no son elegantes.


BESOS DE VESANIA

Hay un placer en la locura que sólo los locos conocemos. Es a base de cavilar esas espirales de lógica, los retorcidos bucles de la razón, la vida y su libre cautiverio, el amor y sus difuntas golondrinas; como llega esta cuerda demencia a su estable devenir, a la simpleza de respirar pausadamente, al embrollo de hacernos mayores con tan poca delicadeza.

No hay loco de quien algo no puedas aprender, amigo cuerdo, por más que persigas lo contrario, por más que justifiques tu cómoda rutina.

Yo salto a tu altura y domino tu rasante, yo embauco a los maridos y beso a sus mujeres con la misma dulzura que encierran tus labios, yo bebo a morro; fumo y canto la paz entre hombres y su guerra al olvido, yo miro a la muerte a los ojos temiéndola también, con las fauces al acecho, con la piel hecha jirones.

Eres tan sabio como yo, yo tan ignorante como tú; más no es la misma moneda con la que pagamos al porvenir ambos nuestro viaje sin retorno, nuestro paseo por la vida. Muchas cosas no te atreves a emprenderlas, no porque sean difíciles en sí, sino que son difíciles porque no te atreves a emprenderlas, querido amigo que cada mañana me observas ahí detrás del espejo, mi parte dócil, amable y sensata, la coyuntura que apacigua ésta mala educación.

Tú no puedes gritarle a la luna como yo lo hice ayer, como lo hago hoy, como pienso hacerlo también mañana. Tú no le hablas de levedad a la existencia, de fragilidad a la mente, de injusticia a tus malditos dioses. No gozas del rateo en las tiendas, del murmullo vecinal en madrugadas de diario, de un acorde meciendo mis letras. Tú nunca podrás volver a mis calles a plantar las banderas que en noches de guitarra y ron icé en cada esquina, lamiendo escalones, brindando con ojos llorosos entre voces amigas. Tú no logras ver del mar su bíblica grandeza, los recuerdos que encierran sus cimbreadas aguas a los marinos más intrépidos; lo tuyo siempre serán meras olas, la espuma en la orilla y esmeraldas, verdes vidrios pulidos.

Tú quisieras volar conmigo por más que te empeñes con voz trémula en llamarme loco, más sólo alcanzas a lanzarle coces al aire que yo moldeo hasta volverlo poesía.

ARRIBA EL TELÓN

El pato es feliz en su sucio charco porque no conoce el mar.

Por tener sólo un mal barco te llaman pirata; por tener una gran flota te llaman conquistador y así gira la vida, tanto tienes tanto vales. Decía el gran Churchill: "...esforzaos en mantener las apariencias, que el mundo os dará crédito para todo lo demás...", imperiosa la retórica.

Ayer volvió a subir el telón, volvieron el fogonazo y el humo rosa, volvió la sonrisa a la cara de este niño ya demasiado grande, ansioso de cuerdas, acordes y palmas tras la sequía estival.

Fue un marco incomparable, engalanada su estampa a veces hasta el termostato ambiental parece querer complacerte. Sonaron los tambores, las trompetas y sus gargantas; volvimos los amigos a lo nuestro, maderita y coraje; felices en la apacible noche estrellada.

Volvió nuestra malherida furgo, nuestra suegra de tonelada y media, nuestros piques futboleros. Los rebeldes sombreros, las camisitas de domingo y el agüita en la tarima. Regresó el silbato a mi tímpano, esta vez lejos de Laguna Seca (Bendita la suerte); los contoneos que destilan rumba, el pisotón al cable, el hola hola desde la mesa, la pereza de cada prueba, el chequeo y un loro abrasado bajo el foco blanco impoluto.

Fue una noche feliz, sencilla, sin miramientos ni pretensiones, sólo una más de paso en este océano de carreteras eternas; pero fue una noche feliz, y eso es lo que yo me guardo. La dicha es un horizonte lejano, que retrocede a medida que nos acercamos a él.

DE VUELTA Y MEDIA

De vuelta del alba, de los perniciosos conjuros del brebaje y su solemne resaca, de la noche eterna y sus ocultos perfúmenes de jabón y chocolate. De vuelta y media del océano inmenso arriba mi barca en el lomo de esta llanura, cargada de alpiste para nuevos pájaros que ahora, sosegados tras la brisa marina, volverán a escapar de esta terca cabeza en forma de nuevas canciones, nuevas letras, nuevos proyectos, nuevas y ansiadas ilusiones sabrosas en la paz que desprende mi cuarto.

Caminé entre brazos amigos, en mi nido materno, en soledades vespertinas, entre andares de almíbar, entre chanclas y cubitos. Caminé en la nimiedad más absoluta que recarga este equipaje, la que tiñe el titilar de las estrellas con batallitas de zagales en nuestra calle Espronceda.
Entre gordos y más calvos, entre padres primerizos y jóvenes abuelas.

Vertí las copas de mis secretos malcurados, anduve a tientas con el presente y reventé su madrugada por los cuatro costados, el agua de sus floreros y la impúdica luna que esta vez lloró a dos velas. Ahora me resta el porvenir y su enigmática expectativa, el devenir de quinielas que cumplan o ardan arrasando proyectos que se derrumben para volver más sólidos a la batalla del mañana. Mañana de amigos, mañana de versos. Incierto y siempre grandioso mañana.

Aprieto los dientes, sonrío a la vida con los colmillos, afino las cuerdas y beso a la posteridad por si algún día recala en mi puerta. El futuro lo mimo porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida, cuando menos digna.

LUNA DE VERANO

Nazca la vida y muera la muerte. Maravillas estivales en pleno apogeo riegan las calles de mi pueblecito marinero, luce el sol en el horizonte, bebo tintito, sacudo la arena...Nos equivocamos a menudo en el amor, a menudo herido, a menudo infeliz, pero soy yo quien vivió, y no un ser ficticio creado por mi orgullo.

Las cosas suben y bajan, mueren a menudo inadvertidas en el rincón más olvidado para luego florecer bajo mares de nostalgia. Las parejas se besan, se quieren, desatan su pasión más primigenia bajo esta luna de verano y mueren al volverse idiotas con el soniquete de un latido.

Cuando se habla de estar enamorado como un loco se exagera; en general, se está enamorado como un tonto.

LEGENDARIO LIMÓN

Si se pudiera poner al descubierto la mente de los hombres, encontraríamos muy poca diferencia entre el sabio y el necio. La diferencia principal consiste en que el primero sabe seleccionar sus pensamientos para la conversación, suprimiendo unos y comunicando otros, mientras que el segundo deja correr las palabras irreflexivamente.

Es en los bares donde se aúnan esas mil y una experiencias, justo donde anoche me regalaron el discurso emperifollado y luego la charlita banal de casapuerta. Es ahí, justo donde acodo mis minutos bajo un vaso de ron, el lugar de mi retiro, donde uno se empapa de la calle, las virtudes y las ruines mezquindades de la gente con mayúsculas. Disfruto en esa calma chicha, mojándome con las trivialidades de mis amigos, el Infinity de cada noche y las miradas de los perdonavidas; las benditas soledades compartidas que bajo un halo de mugre ofrezco desde este ciber clandestino de mala muerte.


Vuelan los días, pasan los kanis con su Fondo Flamenko a tope, y yo me abandono al disfrute de mis obligadas vacaciones, ya me restan apenas 6 días para regresar de nuevo entre bellotas con la guitarra bajo el brazo y hacer del mar una vez más, mera imaginación. Al menos imaginar es resolver un problema en un mundo donde la ilusión, es la única solución...

PARÉNTESIS

Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar...En breves y espero pausadas horas (me restan seis de tertulia de almohada) aterrizaré por mi Conil, a ver si el levante me peina las penas porque hoy se me agarraron a la garganta como lapa a la roca, malditas las ganas de ser tan sincero...Bendita la suerte de al menos, ser uno mismo. Más de diez días de paz, exceso de ambición.
Las imperfecciones son aquellas que nos recuerdan que somos humanos; jamás podremos abarcar todos los deseos que en su abanico la vida oferta; siempre suelen salir caros, pero al final, picamos. Por fortuna mis errores más grandes no son aquellos que hice a voluntad, sino los que no me atrevo a reconocer. Volveré por estos lares tras el breve paréntesis, gracias por seguir ahí. Días de mucho, vísperas de ná.