RÁFAGA DIURNA

"Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única".

Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.

SIN SABER QUE TE ESPERO


"Hay quien ha venido al mundo para enamorarse de una sola mujer y, consecuentemente, no es probable que tropiece con ella".

José Ortega y Gasset (1883-1955) Filósofo y ensayista español.


Tenías la bestia en el corazón, arrinconada en su trinchera, desafiante como yo. Tenías la bestia enjaulada, refugiada de besos, de amores que matan... Por eso vine, para que marchases a mí tan frágil como quisieras.

Había pasado esta vida sin rogarte el aliento, con tu mismo oleaje en la garganta, a gritos contra el universo. Había acatado los días de ser, tan crudamente enemistado con el mundo... Había pasado la vida sin saber que te espero, sin saber que eras tú, como si todo lo bello pudiera estar acaso en otra parte. Yo te aguardaba la huida de todo y jamás pude entenderlo, hasta ese instante bendito en que entraste en mis ojos para habitarlos por fin... Cómo iba a ser si no. Sabes que me enamoré de inmediato aquella tarde y todo milagro merece el poema que en sí alberga; apenas lo supe hasta esta mañana en que olvidé darte las gracias por ti, por doblarme siempre la mirada en una misma dirección.

Por si se nos tropezaran los besos cualquier tarde, en el minuto más insospechado, necesitaba que supieras que se me ocurrió quererte pese a todo, a sabiendas de que nadie se lleva nada, que morimos y todo se queda en la vida amor, porque pasa de momento, porque nada escapa a ella... Marcharemos un día sí, como todos, porque han de venir nuevos amores a poblar el suelo, pero ya todo habrá de ser el verbo duplicado, nuestra sombra entre abedules. Será volver, a reincidir lo amado, un rebesar de bocas que parodien nuestra grandeza, no más que asomo ante lo nuestro. Quería decirte que eras tú, con tu maletita de sueños desbordándome la vida; que no hay voz que cite este verso tan tierno que es quererte, delicado hasta quebrar de aire su peso.

Espérame cinco minutos, aguárdame por siempre. Yo me enamoré de quien me había de enamorar niña... ¿Acaso existe mayor fortuna?

CON LA FRENTE MARCHITA

"La muerte es una traición de Dios".

Mario Benedetti (1920-2009) Escritor y poeta uruguayo.


A ti que duermes en la piel de los mares, yo que iba a amarte por siempre en heridas cotidianas, que pensé que existía el olvido... Junto al poso de mis días te canto, en mi trino de versos, por justicia callada en mi trozo de vida.

A ti que me azoras el sueño, que me espantas a ratos ausente la prisa por seguir vivo te extraño, en cada esquina del universo, bajo este soplo de infancia. Como si acaso obviarte la marcha me apartase lo tosco del pecho un segundo, reflotando vacíos que no nos acercan, que apenas piadosos se mienten por seguir atándonos al suelo.

Como hermanos de humo nacidos a deshora, a contratiempo en mi sola condición de fruto, de heredero altivo en tu causa de cómico eterno, de puño y letra en esta mano tan tuya. En esa omisión perpétua a los dioses tiranos que nos mueren la muerte te añoro, en lo absurdo de existir bajo el mandato de seguir siendo sin ti, solo sin más, rodeado de tanto mundo... Por ti mis renglones torcidos a verdad, por si se quiebra el legado, arrasados de juventud para encajarme los dientes aquella mañana, crecido hasta la vejez de un sólo trago, sin hueco a la réplica.

Por el golpe marcado, porque te escribiría hasta la demencia, ahora que el resto está de más... Triste hasta la raíz de la palabra se me secaron los parques y salí, tuve que hacerlo, al rescate del motivo que inmortal nos une en unos brazos de mujer, en mi espejo menguado; en nuestra calle desconchada y la melancolía que sólo deben padecer las flores... Vivir por ti aunque ya sobren los ojos, aunque me arranque las ganas y aprenda acaso a convivirme el vacío de todo. Vivir por ti para seguir adelante, infatigable haciendo del verso rima, de la furia efecto, de la ausencia aviso.

Por eso fusilo nostalgias, porque me encharcan el vientre y me dejan recuerdos, cicatrices de memoria, sólo eso. Por eso te adoro en cada instante, en los ojos del viento, sin palabras para nadie... Con el dolor inhabitable que sólo duelen los que perdemos así.


"A ti papá, donde quiera que aguardes".

EL AFILADOR DE SUEÑOS


"Ayer es sólo un recuerdo; mañana nunca es lo que se supone que es."

Bob Dylan. Cantautor estadounidense


Le explotaba el recuerdo en los ojos cuando salió corriendo, huyendo débil a horcajadas de su frágil equilibrio.

Marchó sin más, abandonado a su feliz nostalgia hogareña, de ruidos y sombras, de calles y tedios. De bruces contra su propia consistencia partió, alejando de golpe esa solidez que nos ata a la vida, a un presente aceptable en su carrusel de días; como si nacer no fuera con él y huir fuera el triunfo por ser presa de uno mismo.

Cogió su firmeza y la ancló a la luna, harto de profetas y escombros, de injusticia y presagio, como si lo perdurable le naciera sólo en sí mismo, a la sola luz de su memoria incansable, limada de penas y celos marchitos. Incontestable escupió su incomprensión al mundo y se arruinó al fin la duda; esa densidad de vivir por ser sin más mientras lo bello pasa sin que nadie lo llore, hasta alojarse al fondo del iris, un par de pisos arriba del corazón.

Él lo supo, le bastaba ya lo hallado, el bagaje de cielos y sonrisas limpias cosechado a la noche... Por eso no hubo un solo titubeo que lo estrechara a lo doméstico del mundo que le había tocado vivir, como el afilador de sueños que nutre sus días de imposibles, de deseos y quimeras intangibles a los mortales. Así enfilaba él su delgada existencia, consciente al fin de la nada que pronto seremos, esa que un día nos azotará mientras echamos gasolina o recontamos las envidias.

Le explotaba el recuerdo en los ojos cuando salió corriendo, era una melancolía selecta que le transitaba la boca hasta henchirle el paladar. Lo asesinaba con la elegancia del verdugo, despiadadamente refinado hasta anegarle la vida. No era la tarde de lluvia, era... era su pelo enredado.


EL BALCÓN DE TUS OJOS



"El lunar es el punto final del poema de la belleza".

Ramón Gómez de la Serna (1891-1963) Escritor español.




De perderte olvidaría las palabras que colindan la lindeza, lo imposible de alejarnos el piropo. Sería algo así como techar el mundo, de golpe inerte en el costado de la vida.

De perderte no habría baile en la fachada de esta boca, desconchada a poemas que de amor se morirían. No habría ya sino modos de escapar, de huirte en desbandada como solapan de aire sus alas las golondrinas en picado, lejos, en un descarriar lento que me separara de ti, apenas algo más que nada... Como si acaso pudiera ser cierto.

Podría desgarrarme premioso, pensando pensarte una última vez hasta que el recuerdo me destierre de mi, a golpes contra este lapicero que te versa en silencio, sin cicatrices de carbón en el papel, bella en el aire que de lejos te roza mientras yo te aguardo. De perderte... Para llevarme a patadas con la primavera sólo necesito eso, desquiciar esta poesía que es vivir a tu lado.

Gracias por la perfección con que premias al universo, porque lo veo en la danza de tu pelo mientras besa la almohada, cuando me abanicas en pestañas la tristeza y yo no puedo más que quererte. Porque me haces grande en lo común de esta andanza, como si el miedo nunca hubiera desolado mi vida antes de anudarme a tu mano, por eso te vuelves tan incalculable, porque me miras sin ahondar en lo precario de mi ser, sin sondearnos la miseria de ser mortales al fin.

De perderte le adivinaría un fin al infinito, a lo colosal de abandonarnos, pero jamás lograría arrancarte de mi porque estás aquí, lo se, en el contorno de mi sombra, en el tango que cada madrugada trenzan luna y mar. Quédate por siempre, condéname a ti sin un fleco al indulto... Concédeme el suicidio esta noche desde el balcón de tus ojos.